La columna de Manuel J. Acuña

Urge mayor presupuesto para la seguridad ciudadana

Estudios e informes elaborados durante el presente año, indican que el Perú no se encuentra entre las naciones que sufren la mayor violencia criminal de Latinoamérica. El Perú reporta actualmente una tasa de homicidios del 5%, aproximadamente, por cada cien mil habitantes; sin embargo somos testigos que la delincuencia común se extiende cada vez más sobre las grandes ciudades. Asaltos, robos, violencia callejera es lo que se puede observar en el día a día. Los expertos en investigación criminal afirman que de no tomarse las medidas preventivas en un período de dos a tres años, los índices de criminalidad podrían alcanzar con facilidad los altos niveles observados actualmente en algunos países de la región.
La eficiencia policial no está en cuestionamiento, pero nos preguntamos: ¿Qué sostenibilidad podrán tener nuevas estrategias para enfrentar este fenómeno cuando el presupuesto 2010, que se pretende asignar para seguridad y orden interno, es insuficiente? La lucha contra la criminalidad no es una campaña de slogan y “apaga incendios”; son acciones estructurales sostenidas, estrategias comparativas, capacitación y especialización, mantenimiento de unidades especializadas y lucha contra la corrupción interna; acciones que demandan una dotación de recursos económicos, logísticos y tecnológicos apropiados.
En la actualidad la actuación policial se restringe por la falta de medios logísticos y tecnología. Muchos delitos cometidos permanecen sin poderse llegar a identificar a sus autores. En este nivel se encuentran, principalmente, los robos de automóviles y robos a domicilios, modalidades que se acrecientan principalmente en la presente temporada con ocasión del advenimiento de las fiestas de navidad y año nuevo. La intervención técnico-profesional de las comisarías y de las SEINCRIS se ve limitada por la falta de equipos e insumos para el recojo de evidencias que, analizadas desde el campo de la criminalística, facilitarían la identificación y captura de las bien organizadas bandas delincuenciales.
Poco podremos esperar en materia de seguridad cuando las instituciones encargadas de la seguridad nacional y ciudadana, no ven cubiertos sus presupuestos en las cantidades requeridas. Así es imposible cumplir las metas y objetivos propuestos. No esperemos ocupar los primeros puestos de un indeseado ranking de criminalidad para tomar conciencia del error cometido. Por eso, es indispensable que en el debate presupuestal que se viene desarrollando actualmente en el Congreso de la República, se tome en cuenta el clamor de la instituciones castrenses, que constituye también un clamor ciudadano.

manueljesus555@yahoo.com