Para reflexionar: Días sin huella

Realmente esto es lo que viene sucediendo con el hombre del Siglo XXI, que en lugar de buscar y luchar por una vida productiva y rica en ideales y conocimientos que alimenten el espíritu, la inteligencia cognocitiva y ennoblezcan el alma, es productor de días sin huella y camina dentro de una “moral light”, sustentada en el hablar mal del prójimo, las envidias insanas, el nihilismo, consumismo, hedonismo, permisividad y relativismo de ideales.
Algunos ciudadanos del mundo actual, no todos por supuesto, son fábrica de días sin huella donde el estupídismo es el tema central de las conversaciones. Antiguamente, los dizque amigos o conocidos se reunían para rendirle culto a una sabrosa y entretenida tertulia, llena de cultura en el tiempo y en el espacio, donde se aportaban e intercambiaban conocimientos sobre letras, ciencias, cultura en general y por supuesto del mundo y su actualidad, y obviamente sobre temas mundanos y familiares, pero tratados desde la perspectiva de personas cultas y con conocimiento de lo que decían; actualmente la carencia absoluta de preparación y cultura y, principalmente, el desatino de los participantes, producto de la ignorancia y la desinformación de los medios de comunicación, hacen que los ciudadanos produzcan días sin huella.
El atropello incoherente de palabras convierten a la tertulia en un estribillo de música asonante. ¿Cómo podrán los padres trasmitir a sus hijos si ellos mismos son un fiasco de “conocimiento light” y equívoco ya que los invade el facilismo del no aprender y están guiados por mensajes incoherentes que se toman de la desinformación televisiva y periodística?, ¿Cómo trasmitirán el recuerdo generacional, si solo emiten equivocaciones hedonistas producto de una “moral light”?.
Leía hace poco a Enrique Rojas, colaborador del ABC de Madrid; él decía: “El bombardeo constante de noticias e informaciones a través de los grandes medios de comunicación, información que no es formativa, no hace al hombre más maduro ni lo mejora o enriquece sino que lo deja en un estado de ánimo que bascula entre el pesimismo, el no saber a qué atenerse y solo pensar en lo mal que está el mundo”, y esa es una verdad que no admite discusión; el hombre está bombardeado de noticias, estamos sufriendo el síndrome del exceso de información que, en la mayoría de los casos, desinforma y crea falsos valores y líderes. Es así que mantenerse informado sin perder el equilibrio real de las cosas, es sumamente difícil.
Para no dejar días sin huella es menester hacerse un análisis de conciencia y reconstruir el camino destruído, cambiar de nutriente cultural, prender otros faros, caminar nuevos mares, buscar esa llama limpia pero quemante que se tenía al empezar y aspirar nuevamente a la verdad. Decía Simone de Beauvoir: “…que prefería un café en tertulia con un hombre sapiente, (imaginamos que se refería Jean Paul Sartre, su marido), que con cien personas vulgares…”. El hombre está hecho para el estudio profundo y el aprender del conocimiento humano. Leyendo constantemente e instruyéndote de tu prójimo cada día nos acercaremos más a la excelencia personal.
En tus manos está el escoger tus libros y a tu prójimo. ¿Qué esperas…?